- Este artículo, de Álvaro Romero, socio consultor de Paudire, fue publicado en El Nuevo Digital Murcia.
Desde mi experiencia como consultor de innovación en Paudire, especializado en deducciones fiscales, veo cómo muchas empresas, tanto pymes como grandes corporaciones, desconocen o infrautilizan una de las medidas más potentes que contempla la Ley del Impuesto sobre Sociedades: la monetización de las deducciones por I+D+i.
Este recurso no solo permite aplicar deducciones sin límite sobre la cuota íntegra, sino que, en caso de no tener cuota suficiente, el Tesoro Público abona directamente su importe a la empresa. Se trata de una herramienta financiera que puede suponer hasta tres millones de euros anuales en liquidez inmediata, a cambio de renunciar al 20% del total de las deducciones acogidas a este régimen. Y aquí es donde aparece el verdadero valor estratégico: incluso en empresas en pérdidas o con resultados ajustados, esta medida anticipa liquidez y permite reinvertir con inteligencia.
Pero, como es lógico, este incentivo conlleva unas condiciones. Para poder acogerse a él, es indispensable que la entidad tribute al tipo general del Impuesto sobre Sociedades, y que se cumplan tres requisitos:
1.- Temporalidad: Debe transcurrir un ejercicio fiscal completo desde que se generó la deducción sin que esta haya sido aplicada.
2.- Reinversión: La empresa debe reinvertir un importe equivalente al de la deducción en nuevas actividades de I+D+i o en activos vinculados exclusivamente a estas, excluyendo bienes inmuebles. Esta reinversión debe realizarse dentro de los 24 meses siguientes al cierre del ejercicio en que se aplicó la deducción.
3.- Mantenimiento del empleo: La plantilla media total, o la plantilla adscrita a I+D+i, no puede reducirse en esos mismos 24 meses.
Además, y no menos importante, la calificación de los proyectos debe estar respaldada por un Informe Motivado Vinculante tipo A, emitido por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades. Este documento otorga seguridad jurídica a la empresa ante una eventual inspección, y además facilita enormemente la monetización de la deducción.
¿Por qué insisto en este tema? Porque veo muchas veces cómo empresas innovadoras, con proyectos sólidos y un volumen de inversión significativo, renuncian en la práctica a estos beneficios fiscales por desconocimiento, complejidad o falta de acompañamiento especializado. Y, sin embargo, la monetización de deducciones puede mejorar tus resultados y generar recursos para seguir apostando por la innovación, especialmente en un escenario en el que la financiación externa es cada vez más exigente.
Como consultor, trabajo con directores financieros que buscan estrategias fiscales con visión a medio y largo plazo. Y mi recomendación es siempre clara en este sentido: incorpora la monetización de deducciones en tu planificación fiscal y financiera. No como un parche, sino como una palanca que va ayudar al crecimiento de tu empresa.
Si tu empresa invierte en I+D+i y aún no está capitalizando este recurso, estás dejando dinero sobre la mesa. Porque la innovación no solo debe estar en el laboratorio o en el desarrollo de producto, que por supuesto que lo está. También debe estar en la gestión fiscal inteligente.